En el sector molinero, los industriales tienen una gran preocupación por el aumento de las retenciones a un 15% que impone el Decreto de Necesidad de Urgencia firmado por el presidente Javier Milei.
Desde la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), que preside Diego Cifarelli, comenzaron hacer presentaciones ante los nuevos funcionarios para evitar ese incremento.
En esa ronda de reuniones, Cifarelli junto a directivos de la entidad se reunieron con la Diputada Rocío Bonacci, de la Libertad Avanza, y el Secretario Herfarth, según informó La Política Online.
El titular de la FAIM, en diálogo con el medio Bichos de Campo dijo que para pedir ser eximidos de retenciones se basan en dos motivos:
“El primero es que la harina de trigo es una exportación marginal, no es como el aceite que se procesa casi todo el poroto de soja. En el caso de la harina, el 85% es fabricación de empresas para los mercados nacionales y solo el 15% se exporta. Lamentablemente, por un tema de competitividad, el mundo para nosotros es solo Bolivia y Brasil”.
Además de no influir demasiado en las cuentas fiscales, el otro motivo que esgrimen los molineros para rechazar ese tributo es que le resta rentabilidad y competitividad a un sector que tiene 50% de capacidad ociosa, y que para bajar los costos fijos necesitaría que la cosecha de trigo sea mucho mayor y contar con las condiciones comerciales para colocar el producto en los diferentes mercados.
Para paliar la situación, los molineros bajan los costos fijos, porque esa ociosidad es el equivalente a trabajar la mitad del mes. “Por eso exportamos, para bajar presión de los costos. Con retenciones del 5% la exportación contribuye a los gastos fijos con 10 dólares por tonelada. Con retenciones de 15% pasamos a perder 12 dólares por tonelada”, explicó Cifarelli.
Esta industria hoy tiene ociosa un 50 % de su capacidad productiva la cual es posible proyectar a la exportación, lo cual puesto en números representaría un incremento de u$d 2000 millones al año. Sin embargo, el incremento de la alícuota de las retenciones del 7,5 % al 15 % implica un quebranto para la industria molinera.
«Este nivel de retención complica la competitividad de la industria. Hoy conviene exportar trigo sin agregado de valor. Los mercados de harina argentina se pueden perder. Turquía -por ejemplo- no aplica retención a la molienda, e incentiva el empleo de mano de obra», expresó Cifarelli.